La humedad del suelo desempeña un papel vital en la agricultura debido a su influencia en el crecimiento, desarrollo y rendimiento de los cultivos. Determina la disponibilidad de agua para las plantas, es crucial para el transporte de nutrientes y afecta la estabilidad y estructura del suelo. Además, regula la temperatura del suelo y es fundamental para la gestión eficiente del riego. Por lo tanto, monitorear y mantener la humedad del suelo en niveles adecuados es esencial para garantizar el éxito de los cultivos, la conservación de recursos hídricos y la sostenibilidad a largo plazo de las prácticas agrícolas.